martes, 30 de octubre de 2012

Monumentos Memorables


Catedral
Edificio de estilo barroco. Ocupa la parte más alta de la loma en donde se asienta la ciudad. Esta situación favorece a que se acentúe su verticalidad y permite que se destaque desde cualquier sitio de la ciudad.
En el corazón de la gran plaza de armas se encuentra solamente la Catedral. Ningún otro edificio viene a restarle importancia. Una característica sobresaliente es la orientación de la fachada, que mira hacia la avenida principal y no hacia la Plaza. Cabe destacar que no tiene edificios anexos o contiguos, de tal manera que nada le resta importancia, pues la Catedral es templo y monumento religioso.
 En 1580, al cambiar a Valladolid (hoy Morelia) la sede episcopal, surgió la necesidad de hacer una Catedral en donde el cabildo desempañara sus funciones.
Su construcción tomó 104 años. Su traza y orientación se debió al genio Vicente Barroso de la Escayola.
El eje del edificio se orienta de norte a sur y la distribución del espacio interior fue siguiendo el modelo de las catedrales españolas.


Plaza de Armas
La gran plaza ubicada en el corazón de la ciudad desempeña una función cívico económica dentro de la comunidad pues sirve para concentrar durante las fiestas populares a la multitud y desempeñó un carácter económico durante la colonia, por encontrarse ahí la zona comercial.
En el centro de la gran plaza se ubica la Catedral. La plaza es distinta a las de otras ciudades mexicanas porque tiene forma rectangular, y fue el sitio escogido por el arquitecto Vicente Barroso de la Escayola para realizar su proyecto de Catedral de Valladolid en 1660.
En 1843 la plaza de Armas se transformó en mercado y jardín. Se diseñaron los prados y fuentes para convertirla en un paseo favorito de los habitantes.
 Desde la plaza de Armas se observa una adecuada integración de los edificios construidos durante tres siglos. Hay unidad.
Este es el fenómeno artístico de la plaza, logrado mediante un elemento rítmico que fue el común denominador de todos los edificios: el “soportal” que sirvió para proteger del agua y calor excesivo a lo s habitantes cundo iban a la zona comercial de las plazas.

Fuente de las Tarascas
Construida en 1984, es una fundición de bronce, obra del escultor José Luis Padilla Retana para replicar en un material más noble una fuente anterior hecha de cantera y cemento desde los años cuarenta.
Esta fuente donde se aprecian tres mujeres indígenas con el torso desnudo, simbolizan la fertilidad de la tierra michoacana y de sus mujeres. Se encuentran de rodillas y sobre sus brazos levantados sostienen una peribana (charola artesanal de madera, tradicional de Michoacán, que se decora con vivos colores) con abundantes frutos, todo esto entre la abundancia de agua que caracteriza a Michoacán

Santuario de Guadalupe ó Templo de San Diego
Acueducto
Su construcción inició en 1785 por órdenes del Obispo Fray Antonio de San Miguel. Sirvió para remediar la escasez de agua y el hambre que padecía la ciudad debido a la sequía del año anterior.
La obra se terminó en 1789 y benefició a toda la ciudad, pues proporcionaba agua a 30 fuentes públicas, además de las llamadas “mercedes domiciliarias”, o cañerías que beneficiaban a algunos ricos españoles.
Un importante complemento artístico – estético del acueducto son las fuentes mencionadas, de las cuales aún se pueden observar la Pila del Gallo, la del Soldado, la Del Santo Niño, la de La Mulata, del Ángel, etc.
El vital líquido provenía de un manantial que se encontraba en la Hacienda del Rincón, al oriente de la ciudad.
Para hacer subir el agua hasta la loma en donde se asienta la ciudad, se construyó una arquería de ritmo ascendente que permitió conservar el nivel del canal.
El sabio arquitecto, sin detrimento de la función que tenía que desempañar, supo convertir una obra de ingeniería en una obra de arte al diseñar el ritmo creciente de los arcos. Esto da el efecto de solidez y fuerza que produce el acueducto hacia el centro de la ciudad, de acuerdo a la topografía en la parte oriente del Valle de Guayangareo, donde se asienta Morelia.
La obra consta de 253 arcos y su arquitectura es dinámica, en constante ascenso. Hoy en día no funciona como conductor de agua, pues su canal resulta insuficiente para abastecer a la ciudad, pero su silueta sigue formando parte fundamental de Morelia.

Acueducto 
El acueducto de Morelia es uno de los acueductos más bellos e importantes de México. Levantado durante el periodo colonial, a lo largo de su historia sufrió de numerosas remodelaciones y construcciones. Esta es quizá la construcción civil más importante de la Ciudad.

El primer acueducto que tuvo la entonces ciudad vallisoletana, por el año de 1549 se encontraba alzada por horcones o terraplenes sobre los que se colocaban o apoyaban las "canoas" de madera unidas por clavos o cuñas de tejamanil, para que el líquido llegara a la ciudad desde la zona Oriente. Esta obra tuvo problemas constantes ya que debido a su elaboración algunas de las partes se reparaban de forma constante. Otra estructura levantada a finales del siglo XVI, de cal y canto, sustituyó en gran parte a la anterior.

La forma y obra actual del acueducto que ha llegado hasta nuestros días, se erigió entre los años de 1728 y 1730 del siglo XVIII (aunque parte del trayecto seguía conformado por el anterior acueducto), y debido a que una parte se deterioró y sufrió del derrumbe de algunos de los arcos, se sabe que fue reconstruida gran parte de ésta en el año de 1785 del mismo siglo bajo el mando de Fray Antonio de San Miguel, mediante un edicto promulgado el 21 de octubre de ese mismo año; sirvió para proveer agua a las fuentes y conventos del centro de la ciudad, así como también para dar empleo a los indígenas de la zona. Esta obra tendría como uno de los principales objetivos el de proporcionar trabajo entre los habitantes y el de llevar el agua a la ciudad, a fin de acabar con el problema de su desabasto entre la población.

Está construcción de 253 arcos es la única parte que se conserva de una estructura de más de 7 Kilómetros de largo, construida en su mayor parte de madera para traer agua desde el suroeste de la ciudad hasta el centro donde, un vez entubada, se llevaba hacia las fuentes de las plazas principales.

El acueducto original fue reemplazado por el actual de mampostería durante los siglos XVII y XVIII, para resolver el problema de los constantes derrumbes de la antigua estructura que impedían la llegada de agua a la ciudad. Dio servicio a la población hasta el año de 1910 cuando entro en funcionamiento un nuevo sistema de distribución de agua.

Cuenta con un hermoso estilo barroco que lo ha convertido en símbolo de la su actual estructura de mampostería data en su mayor parte del siglo XVIII. De medio punto que alcanzan su máxima altura de 9.24 metros, cercano a la zona del Jardín Villalongín. Posee 2 cajas de agua, una al inicio, y la otra aproximadamente a 700 metros de la primera. La longitud que tiene es de más de 1,700 metros. El acueducto llevaba el agua hasta el entonces límite de la ciudad, de donde la repartía a través de una tubería subterránea de barro a las fuentes, conventos y casas particulares.

Se restauró en el año de 1998, como una de las muestras de la hermosa arquitectura de la ciudad.



Palacio de Gobierno
Su construcción data de 1770. Se levantó para establecer el Seminario Tridentino de San Pedro y San Pablo de Valladolid, que estuvo a cargo de la Diócesis. Es un sitio histórico de la ciudad pues en este Colegio se ordenó como sacerdote el cura Morelos, para después dirigirse al Curato de Carácuaro y Nocupétaro en 1801.
En varios momentos de su historia ha servido para alojar a los poderes del Estado: Legislativo y Judicial, y desde 1867 es la sede del Poder Ejecutivo.
               
En el cubo de la escalera se encuentra un mural de Alfredo Zalce. Por su estilo pertenece a la corriente de la escuela mexicana que iniciaron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Las formas dentro de esta escuela se presentan con gran simplicidad geométrica y la composición expresionista logra una mayor claridad en el mensaje. Alfredo Zalce representa episodios de la Historia de México en los muros de la escalera; en el claustro alto ilustra la historia de Michoacán y en el lado norte representa la economía, artesanía y folclor de Michoacán .

Palacio Clavijero
Este majestuoso edificio de estilo barroco data de mediados del siglo XVII, originalmente sede del colegio jesuita de San Francisco Javier, función que desempeñó hasta 1767. Posteriormente fue correccional para sacerdotes y en 1824 se instaló ahí el congreso de Michoacán. En 1970 fue restaurado y rebautizado con el nombre de "Palacio Clavijero", en honor del religioso Francisco Xavier Clavijero de la orden de los jesuitas quien impartió cátedra en este sitio. Es uno de los más importantes monumentos arquitectónicos de la ciudad; su gran patio, con siete arcos en cada lado, es el mayor entre los edificios jesuitas de México. Actualmente, funciona como Centro Cultural Clavijero, un espacio privilegiado para la presentación, promoción y difusión de la cultura y las artes. Desde su remodelación y apertura en 2007 este museo ha albergado una serie de importantes exposiciones con gran valor histórico, antropológico y artístico, con obras de Diego Rivera, Javier Marín, Feliciano Béjar, Francisco Toledo, Ana Pellicer, Vida Yovanovich por mencionar a algunos; todas provenientes de colecciones privadas o de Museos como el Franz Mayer, IAGO, Museo de Guadalupe en Zacatecas así cómo exposiciones propias del INAH. 

Biblioteca Pública (junto a Palacio Clavijero)
El inmueble que aloja hoy a la Biblioteca del Colegio de San Nicolás fue en otro tiempo la iglesia del Convento de la Compañía de Jesús.
Este conjunto arquitectónico es uno de los más importantes que tiene Morelia. Primero por sus gigantes proporciones, luego por el carácter de severidad arquitectónica que tiene el edificio, con lo que lograron al exterior la perspectiva urbana que buscaban, por medio de una solución arquitectónica recia, carente de decoración y que a la vez contrastó con la fachada del Conservatorio de las Rosas que presenta una rica decoración y sirvió también de punto final a la perspectiva urbana.
La iglesia en su portada, muestra una época posterior al convento. En ella se advierte un fuerte efecto de luz y sombra que producen las pilastras de la fachada y el triangular remate de la misma.
La construcción del templo data de 1854, con una fachada barroca muy elegante donde encontramos sobre la ventana del coro la figura del pelícano, relacionada con el sacrificio de Cristo para redimir a la humanidad, pues se dice que al carecer de peces, esta ave acostumbre sangrar su pecho con el pico para alimentar a sus polluelos.

Conservatorio de las Rosas
El conjunto arquitectónico se integra por el templo, el colegio y el jardín de las Rosas, que como unidad se terminó de construir en 1557. La fachada es de estilo barroco y el patio y los jardines centrales son acogedores. En el interior se encuentran varios retablos de madera dorada en estilo barroco florido (arte impulsado por la Iglesia Católica, que mostrara ideas teológicas fácilmente entendibles por las masas). Estos altares son de los pocos que han quedado en la ciudad de Morelia y que pudieron salvarse de la euforia destructiva de la época neoclásica en el siglo XIX.
Frente al conservatorio hay un jardín público con árboles, bancas, cafés y una fuente al centro. Varias veces por semana los artistas locales exponen sus obras en ese lugar.

Museo Regional Michoacano
Fundado en 1886 por el Dr. Nicolás León, es uno de los más antiguos de la provincia mexicana y sin reserva, uno de los más prestigiados.
Los muros de la escalera están engalanados con un gran mural pintado por Alfredo Zalce con motivos históricos y los corredores de la planta alta lucen pinturas de Federico Cantú, Grece Greenwood y otros.
Su contenido abarca una sección dedicada a la ecología michoacana y cinco más que exponen desde la época prehispánica a través de objetos arqueológicos hasta la etapa cardenista.









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