Catedral
Edificio de estilo barroco. Ocupa la parte más alta de la
loma en donde se asienta la ciudad. Esta situación favorece a que se acentúe su
verticalidad y permite que se destaque desde cualquier sitio de la ciudad.
En el corazón de la gran plaza de armas se encuentra
solamente la Catedral. Ningún otro edificio viene a restarle importancia. Una
característica sobresaliente es la orientación de la fachada, que mira hacia la
avenida principal y no hacia la Plaza. Cabe destacar que no tiene edificios
anexos o contiguos, de tal manera que nada le resta importancia, pues la
Catedral es templo y monumento religioso.
En 1580, al cambiar a Valladolid (hoy Morelia) la sede
episcopal, surgió la necesidad de hacer una Catedral en donde el cabildo
desempañara sus funciones.
Su construcción tomó 104 años. Su traza y orientación se
debió al genio Vicente Barroso de la Escayola.
El eje del edificio se orienta de norte a sur y la
distribución del espacio interior fue siguiendo el modelo de las catedrales
españolas.
Acueducto
El acueducto de Morelia es uno de los acueductos más bellos e importantes de México. Levantado durante el periodo colonial, a lo largo de su historia sufrió de numerosas remodelaciones y construcciones. Esta es quizá la construcción civil más importante de la Ciudad.
El primer acueducto que tuvo la entonces ciudad vallisoletana, por el año de 1549 se encontraba alzada por horcones o terraplenes sobre los que se colocaban o apoyaban las "canoas" de madera unidas por clavos o cuñas de tejamanil, para que el líquido llegara a la ciudad desde la zona Oriente. Esta obra tuvo problemas constantes ya que debido a su elaboración algunas de las partes se reparaban de forma constante. Otra estructura levantada a finales del siglo XVI, de cal y canto, sustituyó en gran parte a la anterior.
La forma y obra actual del acueducto que ha llegado hasta nuestros días, se erigió entre los años de 1728 y 1730 del siglo XVIII (aunque parte del trayecto seguía conformado por el anterior acueducto), y debido a que una parte se deterioró y sufrió del derrumbe de algunos de los arcos, se sabe que fue reconstruida gran parte de ésta en el año de 1785 del mismo siglo bajo el mando de Fray Antonio de San Miguel, mediante un edicto promulgado el 21 de octubre de ese mismo año; sirvió para proveer agua a las fuentes y conventos del centro de la ciudad, así como también para dar empleo a los indígenas de la zona. Esta obra tendría como uno de los principales objetivos el de proporcionar trabajo entre los habitantes y el de llevar el agua a la ciudad, a fin de acabar con el problema de su desabasto entre la población.
Está construcción de 253 arcos es la única parte que se conserva de una estructura de más de 7 Kilómetros de largo, construida en su mayor parte de madera para traer agua desde el suroeste de la ciudad hasta el centro donde, un vez entubada, se llevaba hacia las fuentes de las plazas principales.
El acueducto original fue reemplazado por el actual de mampostería durante los siglos XVII y XVIII, para resolver el problema de los constantes derrumbes de la antigua estructura que impedían la llegada de agua a la ciudad. Dio servicio a la población hasta el año de 1910 cuando entro en funcionamiento un nuevo sistema de distribución de agua.
Cuenta con un hermoso estilo barroco que lo ha convertido en símbolo de la su actual estructura de mampostería data en su mayor parte del siglo XVIII. De medio punto que alcanzan su máxima altura de 9.24 metros, cercano a la zona del Jardín Villalongín. Posee 2 cajas de agua, una al inicio, y la otra aproximadamente a 700 metros de la primera. La longitud que tiene es de más de 1,700 metros. El acueducto llevaba el agua hasta el entonces límite de la ciudad, de donde la repartía a través de una tubería subterránea de barro a las fuentes, conventos y casas particulares.
Se restauró en el año de 1998, como una de las muestras de la hermosa arquitectura de la ciudad.
Plaza de Armas
La gran plaza ubicada en el corazón de la ciudad
desempeña una función cívico económica dentro de la comunidad pues sirve para
concentrar durante las fiestas populares a la multitud y desempeñó un carácter
económico durante la colonia, por encontrarse ahí la zona comercial.
En el centro de la gran plaza se ubica la Catedral. La
plaza es distinta a las de otras ciudades mexicanas porque tiene forma
rectangular, y fue el sitio escogido por el arquitecto Vicente Barroso de la
Escayola para realizar su proyecto de Catedral de Valladolid en 1660.
En 1843 la plaza de Armas se transformó en mercado y
jardín. Se diseñaron los prados y fuentes para convertirla en un paseo favorito
de los habitantes.
Desde la plaza de Armas se observa una adecuada integración
de los edificios construidos durante tres siglos. Hay unidad.
Este es el fenómeno artístico de la plaza, logrado
mediante un elemento rítmico que fue el común denominador de todos los
edificios: el “soportal” que sirvió para proteger del agua y calor excesivo a
lo s habitantes cundo iban a la zona comercial de las plazas.
Fuente de las
Tarascas
Construida en 1984, es una fundición de bronce, obra del
escultor José Luis Padilla Retana para replicar en un material más noble una
fuente anterior hecha de cantera y cemento desde los años cuarenta.
Esta fuente donde se aprecian tres mujeres indígenas con
el torso desnudo, simbolizan la fertilidad de la tierra michoacana y de sus
mujeres. Se encuentran de rodillas y sobre sus brazos levantados sostienen una
peribana (charola artesanal de madera, tradicional de Michoacán, que se decora
con vivos colores) con abundantes frutos, todo esto entre la abundancia de agua
que caracteriza a Michoacán
Santuario de
Guadalupe ó Templo de San Diego
Acueducto
Su construcción inició en 1785 por órdenes del Obispo
Fray Antonio de San Miguel. Sirvió para remediar la escasez de agua y el hambre
que padecía la ciudad debido a la sequía del año anterior.
La obra se terminó en 1789 y benefició a toda la ciudad,
pues proporcionaba agua a 30 fuentes públicas, además de las llamadas “mercedes
domiciliarias”, o cañerías que beneficiaban a algunos ricos españoles.
Un importante complemento artístico – estético del
acueducto son las fuentes mencionadas, de las cuales aún se pueden observar la
Pila del Gallo, la del Soldado, la Del Santo Niño, la de La Mulata, del Ángel,
etc.
El vital líquido provenía de un manantial que se
encontraba en la Hacienda del Rincón, al oriente de la ciudad.
Para hacer subir el agua hasta la loma en donde se
asienta la ciudad, se construyó una arquería de ritmo ascendente que permitió
conservar el nivel del canal.
El sabio arquitecto, sin detrimento de la función que
tenía que desempañar, supo convertir una obra de ingeniería en una obra de arte
al diseñar el ritmo creciente de los arcos. Esto da el efecto de solidez y
fuerza que produce el acueducto hacia el centro de la ciudad, de acuerdo a la
topografía en la parte oriente del Valle de Guayangareo, donde se asienta
Morelia.
La obra consta de 253 arcos y su arquitectura es
dinámica, en constante ascenso. Hoy en día no funciona como conductor de agua,
pues su canal resulta insuficiente para abastecer a la ciudad, pero su silueta
sigue formando parte fundamental de Morelia.
El primer acueducto que tuvo la entonces ciudad vallisoletana, por el año de 1549 se encontraba alzada por horcones o terraplenes sobre los que se colocaban o apoyaban las "canoas" de madera unidas por clavos o cuñas de tejamanil, para que el líquido llegara a la ciudad desde la zona Oriente. Esta obra tuvo problemas constantes ya que debido a su elaboración algunas de las partes se reparaban de forma constante. Otra estructura levantada a finales del siglo XVI, de cal y canto, sustituyó en gran parte a la anterior.
La forma y obra actual del acueducto que ha llegado hasta nuestros días, se erigió entre los años de 1728 y 1730 del siglo XVIII (aunque parte del trayecto seguía conformado por el anterior acueducto), y debido a que una parte se deterioró y sufrió del derrumbe de algunos de los arcos, se sabe que fue reconstruida gran parte de ésta en el año de 1785 del mismo siglo bajo el mando de Fray Antonio de San Miguel, mediante un edicto promulgado el 21 de octubre de ese mismo año; sirvió para proveer agua a las fuentes y conventos del centro de la ciudad, así como también para dar empleo a los indígenas de la zona. Esta obra tendría como uno de los principales objetivos el de proporcionar trabajo entre los habitantes y el de llevar el agua a la ciudad, a fin de acabar con el problema de su desabasto entre la población.
Está construcción de 253 arcos es la única parte que se conserva de una estructura de más de 7 Kilómetros de largo, construida en su mayor parte de madera para traer agua desde el suroeste de la ciudad hasta el centro donde, un vez entubada, se llevaba hacia las fuentes de las plazas principales.
El acueducto original fue reemplazado por el actual de mampostería durante los siglos XVII y XVIII, para resolver el problema de los constantes derrumbes de la antigua estructura que impedían la llegada de agua a la ciudad. Dio servicio a la población hasta el año de 1910 cuando entro en funcionamiento un nuevo sistema de distribución de agua.
Cuenta con un hermoso estilo barroco que lo ha convertido en símbolo de la su actual estructura de mampostería data en su mayor parte del siglo XVIII. De medio punto que alcanzan su máxima altura de 9.24 metros, cercano a la zona del Jardín Villalongín. Posee 2 cajas de agua, una al inicio, y la otra aproximadamente a 700 metros de la primera. La longitud que tiene es de más de 1,700 metros. El acueducto llevaba el agua hasta el entonces límite de la ciudad, de donde la repartía a través de una tubería subterránea de barro a las fuentes, conventos y casas particulares.
Se restauró en el año de 1998, como una de las muestras de la hermosa arquitectura de la ciudad.
Palacio de
Gobierno
Su construcción data de 1770. Se levantó para establecer
el Seminario Tridentino de San Pedro y San Pablo de Valladolid, que estuvo a
cargo de la Diócesis. Es un sitio histórico de la ciudad pues en este Colegio
se ordenó como sacerdote el cura Morelos, para después dirigirse al Curato de
Carácuaro y Nocupétaro en 1801.
En varios momentos de su historia ha servido para alojar
a los poderes del Estado: Legislativo y Judicial, y desde 1867 es la sede del
Poder Ejecutivo.
En el cubo de la escalera se encuentra un mural de
Alfredo Zalce. Por su estilo pertenece a la corriente de la escuela mexicana
que iniciaron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Las
formas dentro de esta escuela se presentan con gran simplicidad geométrica y la
composición expresionista logra una mayor claridad en el mensaje. Alfredo Zalce
representa episodios de la Historia de México en los muros de la escalera; en
el claustro alto ilustra la historia de Michoacán y en el lado norte representa
la economía, artesanía y folclor de Michoacán
.
Palacio Clavijero
Este majestuoso edificio de estilo barroco data de
mediados del siglo XVII, originalmente sede del colegio jesuita de San
Francisco Javier, función que desempeñó hasta 1767. Posteriormente fue
correccional para sacerdotes y en 1824 se instaló ahí el congreso de Michoacán.
En 1970 fue restaurado y rebautizado con el nombre de "Palacio
Clavijero", en honor del religioso Francisco Xavier Clavijero de la orden
de los jesuitas quien impartió cátedra en este sitio. Es uno de los más importantes
monumentos arquitectónicos de la ciudad; su gran patio, con siete arcos en cada
lado, es el mayor entre los edificios jesuitas de México. Actualmente, funciona
como Centro Cultural Clavijero, un espacio privilegiado para la presentación,
promoción y difusión de la cultura y las artes. Desde su remodelación y
apertura en 2007 este museo ha albergado una serie de importantes exposiciones
con gran valor histórico, antropológico y artístico, con obras de Diego Rivera,
Javier Marín, Feliciano Béjar, Francisco Toledo, Ana Pellicer, Vida Yovanovich
por mencionar a algunos; todas provenientes de colecciones privadas o de Museos
como el Franz Mayer, IAGO, Museo de Guadalupe en Zacatecas así cómo
exposiciones propias del INAH.
Biblioteca Pública
(junto a Palacio Clavijero)
El inmueble que aloja hoy a la Biblioteca del Colegio de
San Nicolás fue en otro tiempo la iglesia del Convento de la Compañía de Jesús.
Este conjunto arquitectónico es uno de los más
importantes que tiene Morelia. Primero por sus gigantes proporciones, luego por
el carácter de severidad arquitectónica que tiene el edificio, con lo que
lograron al exterior la perspectiva urbana que buscaban, por medio de una
solución arquitectónica recia, carente de decoración y que a la vez contrastó
con la fachada del Conservatorio de las Rosas que presenta una rica decoración
y sirvió también de punto final a la perspectiva urbana.
La iglesia en su portada, muestra una época posterior al
convento. En ella se advierte un fuerte efecto de luz y sombra que producen las
pilastras de la fachada y el triangular remate de la misma.
La construcción del templo data de 1854, con una fachada
barroca muy elegante donde encontramos sobre la ventana del coro la figura del
pelícano, relacionada con el sacrificio de Cristo para redimir a la humanidad,
pues se dice que al carecer de peces, esta ave acostumbre sangrar su pecho con
el pico para alimentar a sus polluelos.
Conservatorio de
las Rosas
El conjunto arquitectónico se integra por el templo, el
colegio y el jardín de las Rosas, que como unidad se terminó de construir en
1557. La fachada es de estilo barroco y el patio y los jardines centrales son
acogedores. En el interior se encuentran varios retablos de madera dorada en
estilo barroco florido (arte impulsado por la Iglesia Católica, que mostrara
ideas teológicas fácilmente entendibles por las masas). Estos altares son de
los pocos que han quedado en la ciudad de Morelia y que pudieron salvarse de la
euforia destructiva de la época neoclásica en el siglo XIX.
Frente al conservatorio hay un jardín público con
árboles, bancas, cafés y una fuente al centro. Varias veces por semana los
artistas locales exponen sus obras en ese lugar.
Museo Regional
Michoacano
Fundado en 1886 por el Dr. Nicolás León, es uno de los
más antiguos de la provincia mexicana y sin reserva, uno de los más
prestigiados.
Los muros de la escalera están engalanados con un gran
mural pintado por Alfredo Zalce con motivos históricos y los corredores de la
planta alta lucen pinturas de Federico Cantú, Grece Greenwood y otros.
Su contenido abarca una sección dedicada a la ecología
michoacana y cinco más que exponen desde la época prehispánica a través de
objetos arqueológicos hasta la etapa cardenista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario